sábado, 20 de enero de 2018

LIBRE

Libre

Patrick Ness

Traducción de Luis Murillo Fort
Nube de tinta
Barcelona, 2017
319 páginas

Estados Unidos es un país en el que los habitantes parecen atrapados como animales en parques nacionales. Las comunidades no pueden salir de sí mismas ni permitirse una membrana permeable. Ser autónomo no supone solo la autosuficiencia, algo de lo que se puede encargar el estado cuando falla el libre mercado, sino la idiosincrasia. Ser americano es algo que todos tenemos muy claro en qué consiste. Basta pulsar el botón de encendido del televisor para darse cuenta. El concepto, de hecho, ha calado tanto que no vemos más allá del formato. Las miserias costumbristas se nos escapan. Hasta vivir en una caravana de mala muerte, a las puertas del desierto de Sonora, parece un paraíso su dispones de una hamaca y una cerveza. Pero el pegamento que les une no se forma solo a base de atributos cinematográficos y engaños publicitarios. La farsa de ser americano, de ser grande, de vivir en el mejor país del mundo, ha requerido de un trabajo de colonización de las mentes que comenzó, con toda probabilidad, por la religión.
Libre es un texto suave sobre un tema peor que incómodo. Patrick Ness (Virginia, 1971) sabe que su público puede pertenecer a cualquier estrato social, a cualquier estrato de edad o ideología. De ahí que escriba con grandes espacios, dejando los puntos bien aclarados, dictando en lugar de sugiriendo, y con abundancia de diálogos en los que apenas se confrontan formas de pensar. Porque básicamente se atiene a las emociones y ahí, en buena medida, es maniqueo: por un lado está la comunidad americana, cuyos máximos representantes son los padres del protagonistas, que profesan el evangelismo de forma fundamentalista. Y por otro lado está todo lo que suponga mearse en la cama: el protagonista es homosexual y su reciente ruptura sentimental fue con un hombre veinte años mayor; su hermano está preparándose para ser pastor evangelista, pero deja embarazada a una chica negra y le promete matrimonio, contra todo pronóstico, y sigue empeñado en que eso no afecte a su futuro garantizado; la amistad rompe las barreras del sexo y el mejor amigo del protagonista es una chica, con la que comparte un episodio en el que la suerte les salvó la vida; el jefe del muchacho, un adolescente que trabaja porque, a la hora de la verdad, el dinero que se ingresa en la casa es insuficiente, le somete a chantaje sexual a cambio de no despedirle. Hay mención a las drogas y el refugio clásico de las películas de terror y la literatura fantástica.
Esta última es la que puede reconciliar al protagonista con la vida. A lo largo de la novela, de episodios más o menos intensos, más o menos comunes, se intercalan apuntes de un mundo paralelo, otra realidad, la del fauno y la reina, seres que existen si se cree en ellos. Representan, en buena medida, a la convicción de que hay vida más allá de la muerte. Y a medida que pasen las páginas, serán menos espectadores y más actores. Por poner un paralelismo, en ese sentido se asemeja a la película El laberinto del fauno. Pero aquí la rebelión de Ness es contra la vida costumbrista y tradicional, contra la maldición de tener que ser americano a la fuerza.

Fuente: Culturamas

No hay comentarios:

Publicar un comentario