lunes, 20 de noviembre de 2017

PUREZA

Pureza
Jonathan Frazen
Traducción de Enrique de Hériz
Salamandra
Barcelona, 2015
679 páginas

Para no estar
con quien pretende ser feliz



La imposibilidad absoluta de ser feliz en canal, todos y cada uno de los segundos de una vida, es el horizonte al que miran las novelas de Jonathan Frazen (Western Springs, Illinois, 1959). Aunque es en esta obra, Pureza, donde se constituye en el eje de la narración. Ser puro para ser feliz es lo que parece indicar el título y las pretensiones vitales de los personajes. Pero Pureza es el nombre de la protagonista, un nombre oculto bajo el seudónimo de Pip. Un detalle que sólo cabe interpretar en forma de metáfora: la pureza que dará pie a la felicidad es algo que nos viene envasado bajo otra marca. O que se haya dentro de nosotros, pero acostumbramos a llamarlo de otra manera. Tras setecientas páginas de lectura, no cabe extraer ninguna conclusión. Frazen, como los grandes novelistas, está lejos de aleccionar. Aunque sí apunta a una resolución válida para su protagonista. Y esta vendrá, como no podría ser de otra manera, de las relaciones humanas. Sobre todo las de amor, pero no únicamente de ellas.
Las relaciones que Frazen describen se corresponden a las de una época, la actual, y un espacio muy determinado. Configuran una trama sobre el retrato de una sociedad, la americana. Y la importancia que en esta sociedad americana se adjudica, sin reversión, a la familia. Pero Frazen no idealiza. Frazen, al contrario, expone que si la familia vertebra la sociedad, cada vértebra puede ser, a su vez, un hueso independiente. La familia de la que parte, en este caso, es la de una madre sola y una hija, Pip, ya licenciada y altermundista, que desea conocer quién fue su padre. Pip viaja a Bolivia para encontrarse con un alter ego de Julian Assange que le ayudará, en teoría, a comprender el mundo a través del conocimiento. Siendo el conocimiento la acumulación de datos. Datos que llegan hasta la caída del muro de Berlín. Y una constante presencia del sexo y la cuestión del origen para conseguir dinero. Al margen de un asesinato cuya importancia en el desarrollo de la novela es menor, pero no la neurosis obsesiva, patológica, del adolescente implicado. Porque la obra se centra en las reacciones de los personajes, en el conocimiento que Frazen tiene de la psicología humana y en su imaginación para crear a partir de ella.
Al igual que en Las correcciones o en Libertad, Frazen dedica la primera parte del libro a mostrar las piezas que compondrán el peaje obligado para llegar a los rizos de una trama que atrape al lector. Aunque en este caso la solvencia de Frazen no es del mismo calado que en las obras anteriores. El deseo por conocer la suerte de los personajes no toca tan hondo. Un defecto que se puede calificar como tal al tratarse de Frazen, y que perdonaríamos en cualquier otro autor. El listón de un trabajo sobre la idea de las familias desgraciadas, lo puso muy alto Tolstoi, y el propio Frazen. La influencia del autor ruso es innegable, como demuestran las imposibilidades de las distintas formas de relación. “La gente feliz no miente”, piensa uno de los personajes. Y todos mentimos. O esa convicción de no poder liberarse de los conflictos. Tampoco de los autoengaños: “Un exhibicionista radical es alguien que ha falsificado su identidad”, dice otro personaje. “Si estás con alguien que no puede ser feliz, te conviene pensar qué vas a hacer”, advierte un personaje. O ese flujo interior que lleva a pensar a Pip que lo que más odia en su madre es el daño que ella le puede hacer. Y así es como este gran personaje, el mejor y más complejo, sobre el que se sostienen los cabos con que termina por atar las subtramas, termina a la vez emporcado y puro. Porque Frazen sigue siendo hábil en la elaboración de una novela que tal vez peque de exceso de páginas y de obsesión por el detalle, pero que permite ser leída con prontitud gracias a un estilo que en apariencia es poco elaborado. Y esa sencillez carente de misterio es un logro al alcance de muy pocos.


Fuente: Revista de letras

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