viernes, 26 de mayo de 2017

Naturaleza, Guerra, Cooperación y Jardín

Fuente: Culturamas

La naturaleza es un campo de batalla

Razmig Keucheyan
Traducción de Víctor Goldstein
Clave Intelectual
200 páginas
Vendido o comercializado como un ensayo sobre ecología política, el libro versa sobre cómo interpretar ese oxímoron: la política es el gobierno de la polis, la ciudad. Todo lo que no sea ciudad, o carretera, en teoría es naturaleza. Pero el exceso de polis hace que sea necesario el gobierno de la naturaleza. Porque el colapso ecológico será lo que destruya al mundo. La huella ecológica supera ya el número 1, es decir, consumimos más naturaleza de la que el planeta es capaz de regenerar. Keucheyan toma partido por lo sensato, lo noble, lo humano que, paradójicamente, no es el invento del hombre, la ciudad, para indagar en las opciones de gobierno de ciudad y naturaleza a la par, intentando que la huella ecológica descienda. O conseguimos eso, o morimos todos. Un libro urgente.


La guardia

Joydep Roy-Bhattacharya
Sexto Piso
305 páginas
Primero fue la naturaleza, ahora es la guerra. La guardia es uno de esos libros testimoniales en los que uno ignora cuánto hay de vivido o de autobiográfico. Se diría que su exposición es garantía de testimonios. La verosimilitud se impone y demuestra que la única forma de viajar que no es una versión más o menos sofisticada del turismo, es participar de la guerra. Kandahar, destino maldito, pero destino metafórico de lo que supone la guerra en la actualidad, es la región elegida para poner el desmoronamiento en la voz y los ojos de una mujer. En territorio más hostil si cabe, dado su género, La guardia es un proyecto de alto impacto en el esternón.



En el banco en el jardín

Michael Jakob
Traducción de Rodrigo de la O Cabrera
Abada
224 páginas
Este es el libro del sosiego. Sentarse en un banco, rodeado por un jardín (ojo, por un jardín, no por un parque), es la forma de vida más natural que puede construir el hombre. Los jardines son imitaciones civilizadas de la naturaleza, hechas para ser disfrutadas, no para caminar o jugar sobre ellas, como lo sería un parque. Uno se sienta en el banco del jardín para estar solo, pero para estar en la naturaleza a la vez que es una versión moderada del flaneur: alguien que contempla el espectáculo de la ciudad, pero tiende una mano a la naturaleza. Un libro delicioso.



Todos los caminos llevan a India. 30 impulsoras de un proyecto solidario en India

Loreto Hernández
Casiopea
184 páginas
El enunciado sigue en el aire: dedicar la vida a una vocación solidaria, es intentar vaciar el océano con un cubo. Sí, casi seguro. Pero quien salva una vida, salva el mundo, reza el Talmud. También es cierto. Como lo es que entre los cooperantes existen muchos vividores, gente a la que no se le puede reprochar nada, porque se parapetarían detrás de una tonelada de burocracia para demostrar la razón de su trabajo, pero cuyo objetivo es, al final, vivir bien en el territorio en que disfrutan vivir. Cualquiera que haya visitado la India en condiciones, no en la cuarentena de los viajes organizados, ha podido conocer a cooperantes sinceros, a misioneros testarudos, a los que huyen y encuentran su escondite en la farsa de una cooperación… Porque la India es un compendio de todo. Respecto a los primeros, sobre los que trata este libro, la gente que intenta vaciar el océano con un cubo, uno se atrevería a aconsejarles que arrojaran el cubo al océano, porque salvar una vida es salvar el mundo.

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